miércoles, mayo 31, 2006

ZAQUIZAMI

Zaquizamí - María A.

Zaquizamí - Alfredo



Zaquizamí - Mario

Zaquizamí - Max

Zaquizami - María Paz

martes, mayo 30, 2006

Poemas de María

Poemas de

María Aranguren


Zaquizamí

En la puerta de Aix abren su mercado, los martes.
De lejos parecen las figuras de un desierto, parados en dunas de aire sucio.
El cielo y los buses azules rodean las estatuas y las dunas.

Sobre el piso,
pantalones, camisas, platos rotos, sandalias, pijamas, cinturones,
espejos, tenedores, jarras, estatuillas.

Digo zaquizamí.
Me contestan en árabe y yo no comprendo.
Repito zaquizamí y me responden en griego,
o en armenio,
me lloran en francés:”san eeeeros, m’dame”
En español, insisto,
busco algo para mi zaquizamí.
Responden grandes bocas llenas de dientes sucios y rotos .
Sonríen las grandes bocas con dientes amarillos
y sonríen los ojos oscuros en las manos sucias.
“Dissss eeeeros m’dame, disssss, pa sher, pa sher”
Nada para mi zaquizamí, ni la palabra del profeta,
o un velo para cubrir mis ojos ciegos
desde que no ven el río barroso.




María Aranguren
(versión 10 abril 2006)



Barrancas

Hay un inicio en esta página verde
que sube y baja
no es sólo el recuerdo del parque
al lado del río entre el Rowing y el club Estudiantes
ahí donde mi abuela
me tomaba de la mano
ella con su pierna más
corta
pierna corta , pierna larga
una más corta que otra y mi mano en la de ella
pierna sube
pierna baja
tobogán , subibaja mi preferido
el de la madera oscura que parece un bote
no sube y baja
va hacia delante y vuelve hacia atrás
como la historia
de peces
en corrientes con barro y arena no van arriba y abajo
no buscan la barranca
buscan
una letra en el río
que les enseñe el nombre de sus cuerpos
buscan una piedra donde tallar
su universo
hecho de hebras marrones y de camalotes

Una joven parada en el puerto
seba un mate y piensa
que ese río es un mar y que del otro lado
la felicidad se vende en latas.

María Aranguren










Les Calanques d´en vaux


Las olas vendrán cargadas.
Las madres obstinadas en cerrar sus vientres parirán los hijos del mar.
Hijos llenos de sal, herederos del primer hombre, ignorantes de su memoria, mutilados de silencio.
Hijos afamados de palabra, se irán con el mar al otro lado del mar.
Juntarán sus manos con esposas y todos los brazos, todas las manos serán uno.
Las piernas serán uno, las cabezas serán uno.
Del otro lado, el padre del mar, ha cerrado fronteras, ha levantado muros .
No quiere sus hijos, vive borracho, vestido de cardenal, bebiendo sin sed su desesperación, su rostro desencajado repite el espejo sin cirugía.
El custodio buscará ahogar la mano única hecha cadena de mil manos.
Manos abiertas, manos con cinco dedos, manos con cuatro dedos, manos suplicantes.
El acantilado abrirá en sus entrañas una ventana de piedra.
Y las manos hechas cadenas, colgarán de la ventana, se volverán redes, sujetarán al mar y su bóveda celeste .
El mar pedirá clemencia al juicio de Dios .
El volcán dudará el tiempo de un lamento .
Su furia horneará las aguas
y las manos.


María Aranguren











Disculpame



Disculpame
no traje las tortas fritas
las dejé colgando en la soga
junto a la ropa
necesitaban un poco de aire
no para secarse
más bien para ver el mundo
pensé que así la digestión
podría ser diferente.



María Aranguren











12.000 kilómetros


Puse agua en el medio agua cantidades de agua
a eso agregué aire que pesa pero no demasiado
luego cambié las horas
no olvidé un avión avanzando entre nubes
ni valijas con culpa dolor decepción como relleno
diez kilos de culpa diez kilos de ansiedad


Cuando me asomé a la ventana
los recuerdos no eran los míos
parecían los de Alicia
en el país de las
Maravillas

No fue traición
ni siquiera queda
un héroe escondido
¿dónde te perdí
Martín Fierro?


María Aranguren





Les Calanques de Marseilleveyre

Los acantilados mienten.
Yo no había venido a buscar la verdad.
Ellos, en el día se muestran blancos y hasta lo dicen a quien
quiera oírlos: somos inmaculados.
Mienten.
Lo he comprobado
nos engañan en el paso del caminante
nos llevan por senderos del desierto y repiten el grito de Ulyses.
Nosotros, desarmados, salimos en su busca
pero los que gritamos tampoco somos nosotros
grita el Grito, en nuestro grito

Ellos los acantilados saben que son infieles
y no merecen el blanco
nosotros somos infieles y sólo merecemos el grito
cuando el mar lo reclama, nuestro grito tiene sed
y cuando es el viento
el eco desvanece la razón

Salvo cuando el mistral se vuelve hombre
baja violento desde la montaña, toma con sus manos el Ródano, nada detiene su camino
los hombres ya no buscan a Ulyses en su grito
se esconden en sus casas, no comen, no duermen, olvidan el gesto de la caricia, sus ojos se vuelven fuego
el mistral termina su cópula con los acantilados
el mediterráneo recoge su manto e ignora al moribundo.

El grito desaparece indolente.
el hombre vive la aridez de la vida sin grito
los acantilados reinan
vestidos de tiza
solos
soberbios.
María Aranguren








Pasaje


nostalgia:
la foto en blanco y negro

Buenos Aires y el puerto

Uxmal en el vientre
de una india

Los pies descalzos acarrean
leña en San Cristóbal de las Casas

Detienen autos
a la entrada del pueblo
hay que dar una limosna
al obrero

No recojo
lágrimas de otros hombres
si apenas
la luz reconoce el día
el foco no alcanza a explicarte.


María Aranguren







Me escondí detrás de los sauces llorones
unos hombres vestidos con ropa de trabajo
fumaban y reían, el día con la rutina de una escoba en la mano
escoba limpia, limpia escoba
sobre la playa no había nadie
el viento vendría al día siguiente
para inflar las velas

hace calor en el mes de julio
los lapachos en el parque y en la avenida
Rivadavia
arden en rosado
vendrá el viento a inflar las
velas?

y cantan los chicos de la calle
sin escuela ni cartones
la madre dice
no sé que haré cuando te vayas
la arena se vuelve pantano
y los pies quedan atrapados en el barro
enterrados junto al túnel
ya no vendrá el viento a inflar
las velas

La valija está casi
lista, con la yerba para el mate
falta el dulce de leche
el dulce de leche de la cooperativa
quedó olvidado en la heladera de juani

y mañana es fiesta
y mañana es fiesta todo el día.

María Aranguren









Prometeo


Caigo
caigo
estrepitosamente
estoy sentada en mi silla
no tengo donde agarrarme
horrible
caigo,
sostenme
piedra que arrojó la montaña
sosténganme órganos vitales
estómago, intestino, útero
no aflojen
inflen su aire
llénense de azúcares y cristales
carguen mis cavidades
de eso estoy hecha
de espejos
erráticos
que fáciles
se quiebran.


María Aranguren

















anoche me caí muerta.
así
Muerta
no era un sueño
me dije ya está no es tan grave quizás hasta no importa
entonces grité fuerte grité fuerte
para que alguien me sacara del vientre
María me dije
no queda otra
deberás nacer de nuevo.



María Aranguren

Poemas de Alfredo

poemas de

Alfredo Klein Z.


Zaquizamí


Y si pudieras resucitar
de entre las piedras de Toledo
sólo un día de ese tiempo ido

y caminaran por tus callejas
confundidos los rezos
entre los pilares de un viejo templo.

Si el grito del torreón de la mezquita dorada
resonara en la luz de los vitrales de las iglesias
y reposara en el misterio de la sinagoga

busco y busco
en este viejo zaquizamí
las páginas perdidas del único libro
para leerlo ahora
como un sólo hombre.




Alfredo Klein

(nov.2005)










¿De Dónde las Voces?
(De Arte Poética)




Quisiera no preguntarme
¿de dónde los tiempos?
¿de dónde las voces?

Transcurro
busco las palabras perdidas.

Quizás, hablo desde mi ausencia,
desde el lugar que olvidé,
donde no estoy
ni estuve.
Donde el secreto era ya secreto.




Alfredo Klein Z.








Otras Vidas

Palpo mi rostro
detengo los dedos en mis ojos
en mi boca.
El espejo se enfría en mi frente
y otro corazón rebota en mis sienes

¿cuándo perdí el recuerdo?

¿Dónde estarán las ventanas de entremundos?
¿Dónde se filtran las risas de otras risas?

¿En qué otra vida tuve alguna vida?
¿En que otra parte acumulé pecados ?

¿Desde qué norte vienen los vientos?
¿En qué océano se pierde el sol?
¿Hacia qué lado se dirige la luna?

¿Existí alguna vez, antes de ahora?

¿cuándo?



Alfredo Klein









Luna Volantín

Como antes, cortado ya de mí,
mi volantín amarillo
se recostaba soñando en el campo de yuyos,
esta noche, en Valparaíso,
la luna nueva
cae en los cerros de luciérnagas.

Los niños gritaban:


  • ¡ volantín cortado no tiene dueño !

  • ¡ volantín cortado no tiene dueño !

Mañana volará en otras manos.

Como la luna,
que vendrá otra vez, con otro dueño.


Alfredo Klein




Cuando me olvides
En El Mercurio de Valparaíso, del 18 de Junio del 2004 apareció la noticia: “Pescador rescató del mar, paquete con 500 cartas de amor”

En ese día incierto,
cuando confundas la palabra siempre
y el blanco papel ya no traiga más tus besos,
lanzaré al mar cada carta tuya.

Se esfumarán las letras,
huirán de las hojas blanquecinas,
como mis lágrimas ya idas tras la espera
y mi voz apagada preguntando por tus pasos.

La sangre salada de los huiros
encontrará tu corazón entre las rocas
y el pétalo ajado, oculto un día entre las hojas,
hallará de nuevo su alma húmeda.

Tus palabras irán tras las sirenas.
Y cuando viajes por los mares distantes,
oirás, desde el abismo, el sonar de sus canciones
y el recuerdo de tantos que dijeron siempre.

Alfredo Klein Z.








Variaciones sobre Las Niñas Mudas

¿Son las hojas que se escapan del otoño?
¿es un pájaro que huyó de la bandada?

¿será un baile?
¿o un poema?

Esas manos,
tejen sueños en el aire.





Las niñas
manos de viento.
Otoños,
palabras.
Atentos los ojos,
bandada de pájaros
volando en el silencio,

sílabas de luz
repetidas por el eco
en la ventana.



Alfredo Klein.













Tiempo


Hoy
he logrado estirar el tiempo
para que cubra este día largo
inquietante.
Trato de llegar hasta el borde de la noche
a dormirme en lo desconocido

He caminado hasta más allá de mí
para encontrarme con alguien
cuyo nombre no conozco
al otro lado de todos los ríos.

Siento los segundos
repito los minutos como oraciones mántricas,
en la sala de espera
de un mañana encallado en la otra orilla
en otro tiempo.



Alfredo Klein.




Estaciones


primavera:
De madrugada.
Chasquido en el jardín.
Florecen los lirios.

Tu belleza, hoy,
una flor en la hierba.

verano:
El álamo.
Con manos de niños
saluda al verano.

Olas en la playa.
Tus pestañas
se derraman en tus ojos.




Alfredo Klein.






otoño:
Color de otoño.
Añoran mis manos,
tu silueta de encina.


invierno:

Después del trueno.
El canto de un pájaro
escapó de la tormenta.


¡ Queltehue!
vuela buscando lluvia.
Trompetas si la encuentra.





Alfredo Klein.










Arbol de Pájaros




Estuviste en el jardín
como un árbol de pájaros,
que al sentir el primer ruido
se fue volando.



Alfredo Klein











La Habitación


La habitación se queda vacía
han sacado algunos muebles
y sacudido el polvo de la repisa
donde antes había algunos libros

Por la ventana entreabierta
cae una franja de luz
dibujada en el aire,
viva.

Aquí,
miro desde el vano de la puerta
y no distingo si estoy dentro o si he salido.
No lo sé.

Alfredo Klein







Momentos


En momentos no estoy,
no me encuentro,
no me tocan las palabras,
ni el aire,
ni nada.


Alfredo Klein



Poemas de Mario

poemas de

Mario Rodríguez


Zaquizamí

No fue sino muy tarde
que supe
el significado de zaquizamí:
“desván” señala el Larousse,
“bohardilla” dice otro diccionario.

Si utilizas la palabra
se transmuta en poema
en resplandor
en trastienda de nuestros destinos.
Y todo se vuelve definición.

Mario Rodríguez






Campo de Amapolas
(Epígrafe de un cuadro de Monet)

Surgiendo de la escena
desnuda la mañana
ellas
en lo alto de la colina.

Y flotando en la luz
es seda su avanzar sobre los prados.

Un soplo en las corolas.
Y el vago temblor de la nube
sobre los rostros
se esconde
la juventud del día, del sueño, del rocío.

Mario Rodríguez






Himnos

Himnos de plenitud
en la que fue patria del mundo.

Bajo este sol corintio
entre mirtos y acantos
hurgo en el follaje de las nubes
altivas estirpes de dioses
pasos del tiempo
cantos sagrados.

Y en una travesía por cielos y cristales
descifrar
en el vuelo de los pájaros
el llamado de esa isla que me sueña.

No te vayas, extranjero
no te vayas.
Y en la distancia de la memoria
las augustas colinas
sus mármoles de luz.

Mario Rodríguez



Aquello

Aquello vino en las páginas de un libro

Al principio
luz de música azul rasga las celosías
y seca el jazminero más hermoso.

Pero en las noches.

Pero en las noches
junto con los gemidos
en vaguedad de sombras
algo repta en el aire, en las paredes
y empurpura el agua del aljibe.

A la hora del muecín
nada detiene la danza de los alfanjes.

Cuando el libro ardió
los pobres locos habitantes de la casa
nunca fueron hallados.

Mario Rodríguez





Lunes

En este insoportable día lunes
me sobran diez minutos;
y debo acudir
a ese lugar que no deseo.

Pero eso no lo sabe
el conductor que oprime la bocina
el niño riendo a lo lejos
ni ese perro que me mira indiferente.

El mismo parque. Las mismas campanadas
hoy con su son tiránico y preciso.
Clamores. Campanas.
Y me encamino
inmerso
en lo amargo y eterno del instante.

Mario Rodríguez





A veces la Belleza

A veces la Belleza
hunde dagas de seda
a sus adoradores.

A veces la Belleza
flota falaz
sobre el elegido;
reina de sus dominios
suelta sus jaurías
y sonríe.

A veces la Belleza
se presenta hechicera:
encandila
insaciable
al extranjero que se acerca.


Mario Rodríguez






La Muerte

La muerte es una fresca noche
y ocupa la silla de al lado.

Envuelta en el silencio
altiva de otro mundo
aparece de pronto
a confundirse con tus sueños
a iniciarte en su soledad de estrella.

No la temas.
Tranquilo.
No te turbe su nombre.
Algún día
tendrá tus ojos.

Mario Rodríguez







Pangue Lingua

Himnos litúrgicos
traspasaron esa niñez
cuando eran un vértigo de luz
y de oro
los altares
cuando un ángel secreto
guardaba en música las plegarias
y bendecían
campanas.

Y circundando
el ala oscura del pecado.

Furtivamente hoy
regresan
las nobilísimas visiones
toda frescura
unción
inocente alborozo.

Mario Rodríguez






Confines

Vaga entre los confines de la tarde
cuando nace quietud en las persianas
y tras los pliegues de la resolana
se funden voces sin color ni alarde.

Ahora que no tiene quien le aguarde
con miradas detrás de la ventana,
en que todo es igual, hoy o mañana,
calla su desazón: sólo el cielo arde.

Y con pausas de niebla y desaliento
despereza sus gestos sin historia
sobre el alto sillón descolorido,

mientras se va la luz de ese momento
como cauce sutil que a la memoria
arrastra todo sueño y todo olvido. (*)

Mario Rodríguez
(*) Borges.








Epidauro


Bajo el azul eterno
nubes circundando el espacio
y graderías que aprisionan soles.

Pinos y encinas mueven
un coro de palabras petrificadas
y la sombra de Agamenón
cruza los deslindes del tiempo.

Las horas casi música
el cielo suelta sus pájaros
y una lagartija entre las grietas
cree oír
las imprecaciones del viento.


Mario Rodríguez







Asís

Hoy vi a la monja más hermosa
de toda mi vida.
Y en un olvido del Giotto
de la campiña toscana
de la basílica toda del poverello
sólo resta
el haber cruzado nuestros pasos
en esa calle medieval.


Mario Rodríguez






Magdalena


Nace música
nacen perdidas juventudes
de la taza de tilo
en que se desvanece
la esencial magdalena
cuando las lámparas transparentan la noche
en el salón de los Guermantes.

Y pasan rostros
gestos de cortesía
conversaciones iniciadas
se van quedando en los espejos.

Al amparo de su sonata
Odette y Swann
reinventan aquella estación de amor
trama de celos y paraísos
de tibios vértigos
y nostalgias.

Desde el jardín
el diálogo de silencios de las lilas
todo lo irá desvaneciendo
mientras alguien
en la penumbra de un cuarto asfixiante
escribe
la semilla de los años.



Mario Rodríguez


Poemas de Max

poemas de

Maximiliano Segura L.





Zaquizamí



Importaste ideas y descubriste algunas nuevas
buscaste en Europa y Buenos Aires
no diste con lo que anhelabas
cuando llegaste a Santiago te encontraste hurgando
en el olvidado baúl que se guardaba en el zaquizamí
eran hojas roídas con palabras de inicio.




Maximiliano Segura










Habemus



Fumata blanca te llevará al altar y veremos cenizas el 2012.
Borrarás con tu palma los caminos, furiosos paganos dejarán su marca e indicaran tu término de ciclo.
Se separarán las aguas, tu Dios te indicará la ruta, senda juzgada por otros dioses.
Será la insensatez volver atrás cuando nuestra traza era avanzar.
Deja que las alamedas se abran, hoy tú cierras estas nuevas avenidas.
Cuando el amor es más fuerte pregonas la abstinencia.
Llegarás al final de tus palabras con cánticos de renovada alborada ignorando la verdad de tu pueblo.
Moisés tendrá que esculpir nuevas tablas.




Maximiliano Segura





Mudar de mares


Golpea mi piel la ola violenta
el mar inunda mi cuerpo
mis nalgas se arrastran sobre tu coral
la sangre desnuda mi silencio

me obligo a ir a aguas profundas
ajenas y frías
mi boca inunda tu lengua
tus manos envuelven mi cintura
la nostalgia y el dolor
se repliegan a las rocas

tu mar, errante y adormilado
le susurra al viento
obliga a la luna a alumbrar la mañana
a las rosas, perfumar mi prisión
a mi cuerpo, ser depositario de tus miedos.

quiero ser golpeada por las olas
que las algas me oculten
para despertar en una nueva caleta
y los goces obligados
se vuelvan cardenales.



Maximiliano Segura









Espera



Suenan las campanas de la catedral
corren las abejas a cuidar su hogar
brindo por la fe de los bolsillos
y el vino llegue a los acantilados

que el Aconcagua traiga piedras de riqueza
y el mar sea unión
que los cisnes mantengan su cuello
y mi hijo deje de arrastrar el carro

las olas del hielo sur
vuelvan a danzar
bajo los cielos.



Maximiliano Segura








Angeles

Mi cuerpo dejó de sentir
derribaste mi cruz
limpiaste las huellas de los látigos
vestiste mi desnudez
para no ser hallada

¿Qué ángeles dejaron cuidando el reino?

Mutilaron mi cuerpo
con mi alma limpiaron barracas
el manto de la justicia
oscureció el paraíso
los perros comían el cantar de los pájaros
los oídos dejaron de recibir
el sol se cubrió con un sable
las lágrimas fueron testigos.


Dónde estás María Magdalena
buscas los restos que dejaron los halcones


Sanar heridas sin encontrar la llaga
descubrir que ya es olvido.

Angeles
entreguen sus alas.


Maximiliano Segura













Parir


Abracé tus cantares
fui depositaria de tus sueños
mis piernas se doblegaron a tus promesas

días de infancia
quedaron en tu miembro

llevo en mi vientre
la pasión del odio

Haré crecer en él
la agujas que dejaste en mis entrañas.



Maximiliano Segura















Séptimo año


Perfectos extraños
sorteamos barreras
rompimos la noche con la madrugada


Mareas y vientos
nos llenaron de vacíos
de soledades
el amanecer llego sin el día.






Maximiliano Segura









Herencia



Muchos pueblos fueron tu hogar
caminaste por alfombras
tu barriga se lleno de buenos frutos

concebiste entre tus piernas frescas mujeres
huellas dejaste en muchas de ellas
el apellido se regó igual que el maíz

un Carrera, una Guevara,
una Tirofijo o un Peñalosa
pensaste que uno
te daría futuro,
continuidad eterna

la lluvia golpea hoy tu umbral
zumban tus sienes
de glorias ya no hablas
justificas tus laureles

quedan hojas
sobra tinta
hay palabras



Maximiliano Segura












Elecciones



Suerte de aves engañadas
incrédulos beatos del abismo
ovejas de rebaño vecino
llegas ofreciendo miel

Agua de verdad regará tus ojos
el corazón se llenará de alamedas
tus sueños se cumplirán en Domingo

Albergarás en mi senado
serás importante en las cloacas
cuidaré tu sangre con sanguijuelas
arcoiris de codicia cuidará tu voto.




Maximiliano Segura











Candados


Te encerraste en cuatro paredes
escuchaste el sonar de los gallos
no quisiste ver el madrigal

el amanecer era oscuro
la luna abandonó su noche

cuatro ráfagas sonaron
el anochecer se volvió presente
eran ratas escapando del búho

durante la jornada
fuiste aliada del enemigo
buscando tranquilidad en el ocaso
dejaste que las lunas avanzaran
que el sol te trajera el día

el canto de lo grillos cesó
los peces van de vuelta
han bajado nuevas aguas por el río.



Maximiliano Segura







Ni guerra ni batalla

Salí en tu búsqueda
con el alma en una mano y el corazón como escudo,
reclamaba tu vida,
con el paso de las horas, esperaba tu cuerpo.

al comienzo del año
había entregado el orgullo, por verte con un plato de comida
mis manos se abrieron para soltar las tuyas, por un invierno mejor

mucha generosidad, esperando recibir trofeos y medallas
deseaba estar en primera fila, recibir los aplausos
lágrimas, hambre, angustias, oscuros senderos estarían bajo el lodo
las espinas de la corona serían olvido.

las esperanzas las cortó el viento blanco
las fuerzas se perdieron entre sombras y desamparo
buscándote a ti Dios extravié el camino
con oraciones amparé una senda
la perdí entre cortinas negras.

las voces callaron
las imágenes no volvieron
como compañía quedó tu inerte arma
sin descargar una munición perdiste la batalla de tu única guerra.

Maximiliano Segura










Desgarro


Mamá habló poco durante semanas
sus manos intentaban secar el llanto
lágrimas que bordaban la piel

No sé rezar y rezo
la soledad de mi baño se perdura
mi encierro dura horas
busco calmar mis sollozos

Me desgarro entera
mi imaginación se despedaza
la casa alegre, productiva, se pierde
quiero rescatar pedacitos de momentos

Las guerras mutilan a su gente
los romanos crucificaron a Cristo
las familias se pierden con el poder

Mi Padre se fue con el nunca jamás.


Maximiliano Segura

ecoestadistica.com